Llevas meses sin carreras. Por fin empiezas a ver que se abren oportunidades de competición y te lanzas como loco a agendar carreras. ¿Estarás tan preparado para competir como ganas tienes de ello? ¿Qué deberías tener en cuenta a la hora de enfrentar esas carreras?
Quizá has conseguido mantenerte bien entrenando durante 8, 10 o 12 meses incluso sin competiciones. Puedes haber controlado tu peso y sentirte bien físicamente.
Te sientes en buen estado de forma y a esto le sumas la oportunidad de competir.
En una situación así, igual te vienes arriba y quieres competir cada mes. O cada dos semanas. O cada semana.
Al fin y al cabo, competir más de lo que hubieras hecho en una temporada normal produciéndose un poco un efecto rebote. De no competir a querer lanzarte a por todo lo que pilles.
¿Estarás ya listo para alguna competición?
Considerando que el modo competición implique salir a dar tu máximo, poder afrontarlo de este modo supone haber pasado por una preparación específica.
Si por mucho que vengas entrenando bien e incluso con cierta intensidad te enfrentas a una carrera “con lo puesto”, seguramente no saldrá tu mejor versión. Es decir, lo harás lo mejor que puedas en ese momento pero no será comparable a lo máximo que podrías sacar de ti en una carrera así.
Básicamente porque no has tenido esa preparación específica.
Puede que disfrutes de nuevo del ambiente competitivo pero no esperes batir tu mejor marca y quizá ni acercarte.
Aún así, aceptando esto, ¿podrías hacerlo y lanzarte a competir sin más?
Podrías si eres capaz de mantener a raya la parte mental.
Lo más probable es que la ilusión de la competición y las ganas acumuladas hagan que cuando suene el pistoletazo de salida, te dejes llevar y vayas a por todas.
Aquí el problema es que si no has tenido una preparación específica para esa carrera, puedes no tener muy claro qué es ese “todas”. ¿Cuál es la marca que tendrías posibilidades de alcanzar dado tu estado de forma actual?
Cuando has hecho un entrenamiento específico enfocado en un objetivo, vas entrenando orientado a una marca. Todo el diseño de tu planificación está marcado por ese objetivo, tanto ritmos como tipos de entrenamientos y la combinación entre ellos.
Esto hace que tengas unas pautas y referencias. Ver si estás cumpliendo con el entrenamiento que te acerca a ese objetivo ayuda a tener una mejor valoración de las posibilidades de alcanzarlo.
Sin embargo, cuando tus entrenamientos no han venido realizándose de cara a un objetivo previamente definido, la valoración se hace más difícil.
Siempre se tiene cierta información y ahí entra más la experiencia del entrenador para saber leer en qué punto de forma puedes estar y las expectativas de cara a la carrera. Por supuesto siempre que se hayan ido tomando datos de los entrenamientos y evolución.
Tampoco será lo mismo que por mucho que te hayas mantenido durante meses entrenando, te hayas limitado a hacer solo rodajes que que hayas combinado diferentes tipos de entrenamiento. A la hora de competir no necesitarás solo sumar kilómetros sino que acabarás demandando intensidad y ritmo. Si eso lo has tenido más olvidado, la competición la sufrirás más en cuanto el ambiente te pueda e intentes apretar un poco más.
¿Cómo competir si no has hecho una preparación específica?
Pongamos el caso de que tienes la oportunidad de competir dentro de un mes y no es tiempo suficiente para hacer un ciclo de preparación específica. ¿Compites o asumirás muchos riesgos?
Lo primero es considerar de qué competición hablamos. Si estás acostumbrado a correr medias maratones o maratones y tienes la oportunidad de hacer un cross, 5 kilómetros o 10 kilómetros, es asequible. Aunque también con ciertas limitaciones.
No lo sería tanto querer lanzarse ya a por la media o la maratón. Sobre todo la maratón. Aquí ya, sí requeriremos cierta preparación específica si queremos evitar males mayores.
Lo segundo, sería que tú mismo actuaras desde la sensatez de no poner grandes expectativas en esa carrera.
La cuestión aquí puede ser muy diferente para cada caso. Si prácticamente no habías competido nunca y llevas un año corriendo y evolucionando, puede que te salga la mejor marca de tu vida. Pero como decíamos, no será tan buena como podrías lograr si hubieras hecho un entrenamiento específico de esa carrera.
En cambio, si ya llevas años compitiendo, seguramente el enfoque que deberías darle a esta carrera sería menos ambicioso de lo que te gustaría. Salir más a disfrutar del ambiente que a volverte loco por pelear una marca.
Puede pasar si no que, amparado en el recuerdo de competiciones anteriores, te llegues a exigir más de lo que realmente eres capaz de aguantar en ese momento. Recuerda que vienes entrenando sin referencias específicas para esa carrera. Esa sobreexigencia podría pasarte factura y acabar en lesión, en verte pinchando a mitad de carrera o llevarte una frustración.
Así que, vengas entrenando con mayor o menor exigencia, sobre todo si te lanzas a competir en poco tiempo y sin haber completado una preparación específica, que sea más por disfrute que buscando pelear tu mejor marca.
La frecuencia de competiciones que podrías establecer
Siempre que se compite como tal, yendo a dar tu máximo, se pasa por un desgaste alto. No importa la distancia porque unas veces el desgaste lo marcan los kilómetros pero otras lo es más el ritmo. Estás realizando siempre un ejercicio de alta intensidad.
Todo esto implica una preparación para soportar esa intensidad y una recuperación específica para retomar los entrenamientos y llevar una gestión del punto de forma.
Esto hace que los días o las semanas más próximas a la carrera se vean condicionadas de una manera y los de después de otra. Lo que implica que hay ciertos tiempos que hay que respetar.
Si tu calendario de carreras empieza a tener fechas demasiado cercanas, tendrás que ir con cuidado con el respeto de estos tiempos.
Lo ideal sería que entre carrera y carrera hubiera tanto tiempo suficiente de recuperación como de preparación para la siguiente. Pero claro, también considerando que las carreras sean entendidas como objetivos. Y también dependiendo del tipo de carrera y distancia.
Si las carreras se convierten más en divertimento que puros objetivos y toman ese enfoque de no apostar por tu mejor marca, puedes ser más flexible con todos estos tiempos. No obstante, tampoco se trata de introducir la carrera dentro de la planificación como si nada y no hacer ciertas adaptaciones en el entrenamiento que vinieras realizando.
En resumen, es planteable competir si estás deseoso de ello. Incluso competir con más frecuencia de la que sería recomendable, aunque sin pasarse. Pero tendrás que tener la cabeza fría para valorar en qué punto estás realmente. Te quedará la opción de regular correctamente los tiempos anteriores y posteriores que necesita cada competición; o la opción de regular tu ambición en la carrera para que no te exija más de lo que puedes dar ahora.
También puede ser que tu competición no sea tan pronto y quieras prepararla bien y sacar lo mejor de ti ese día. A conseguir eso te podemos ayudar con el entrenamiento del Plan Resonancia.
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