Por mucho o bien que hayas entrenado, a veces la carrera no sale como se esperaba, tienes un mal día compitiendo. No solo queda un sabor agridulce, sino una cierta desconfianza. ¿Ha sido mala suerte? ¿Habías hecho algo mal? Un bajón emocional así puede poner difícil reengancharse de nuevo a una rutina de entrenamiento y una ilusión. ¿Qué herramientas tienes para conseguirlo?
Entrenes más o menos semanas o meses, en las carreras de fondo nada es ciencia exacta. No por más tiempo entrenando te garantizas un mejor resultado. Prepararse bien es necesario y aumenta las posibilidades de éxito, pero no hay nada seguro hasta que se cruza la línea de meta.
Alguna vez puede haberte pasado que llegando muy bien preparado, el resultado no fuera el esperado. Pero no sabes qué falló o si tuviste un mal día.
Lo malo es que hay mucho tiempo y esfuerzo detrás de ese mal día.
El mazazo del mal día compitiendo
Sepas por qué sí o por qué no, el caso es que la carrera no sale bien. Pudo ser que no acompañó el día por lluvia o por calor, que venías de una semana difícil o te falló la cabeza. Puede ser cualquier circunstancia, pero el efecto del resultado está ahí.
Es verdad que no es lo mismo que tengas claramente identificada la causa como algún factor externo o fuera de tu control que algún error tuyo. Pesa más si sabes que ha salido mal por algo que podías haber evitado. Pero igualmente, factores externos también dejan aún así mal sabor.
Ese resultado acaba pesando después.
No son tantas las oportunidades que uno tiene de competir, más aún si hablamos de maratón. Al final, preparar cada prueba lleva unos meses de entrenamiento y pruebas largas no podrás hacer tantas durante un año. Por eso cada cartucho quemado puede doler más.
Por un lado puedes acabar con la rabia de querer volver a intentarlo de nuevo, con ganas de revancha. Pero también puede costarte reengancharte a entrenar.
Es fácil que mentalmente te vengas abajo.
Has pasado de tener una ilusión que te empujaba a avanzar, a tener un mal resultado. Y cuesta quitárselo de la cabeza.
La lectura que hagas de ese acontecimiento y cómo lo gestiones internamente, te supondrá que sea más o menos fácil conseguir retomar una buena rutina de entrenamientos y un nuevo objetivo.
Dejar de creer en ti
Seguro que tras la carrera le das unas cuantas vueltas a qué puede haber fallado.
Si el día era bueno y las circunstancias normales, habrá tres posibles causas en las que es más probable pensar. Pensarás que ha fallado: el sistema o plan de entrenamiento, el entrenador o tú.
Respecto al sistema de entrenamiento, si ya lo habías aplicado en otras competiciones que habían ido bien, puedes pensar que no es esa la causa. Incluso si otros corredores lo están aplicando y les funciona, tendrías pruebas de que el plan de entrenamiento no debería tener problema. Aunque también a veces a unos les funcionan mejor unas cosas que a otros.
En cuanto al entrenador, en cierto modo es lo mismo. Si hay evidencia de que en otras ocasiones te ha funcionado o a otros corredores les está dando resultados, no debería ser muy preocupante. Aunque es verdad, que para esa carrera en concreto pudo darse algún fallo por parte del entrenador en cuanto a propuesta de ritmo o a alguna indicación.
Pero de esas tres posibles causas la más difícil de superar es la de que hayas fallado tú.
Quizá tú mismo hayas empezado ya a decirte que ya no tienes edad para esto, que igual tu genética no es la indicada, que no eres capaz de entrenar lo suficiente, que te falla la cabeza… Sea lo que sea probablemente te estás enviando unos cuantos mensajes negativos.
Y ahora viene la parte más delicada.
Si estás solo, puedes ser capaz de creerte cualquier cosa que te cuentes y dejar que eso te hunda más y más. Lo cual hará cada vez más difícil que retomes tus entrenamientos y confianza.
La importancia del entorno
Dicen algo así como que somos la media de las entre 5 y 8 personas que más nos rodean. Lo cual se traduce en que tu entorno ejerce una gran influencia en ti.
Así que, si estás rodeado de un entorno de no corredores, seguramente te lleguen a decir que “no pasa nada, es solo una carrera, solo un mal día compitiendo”. Con su mejor voluntad pero sin entenderte. En cualquier caso, estarás solo para sacarte de tu agujero y volver a creer en posibilidades de hacerlo mejor.
Si tu entorno no evita eso de pensar que tu edad no te deja conseguir mejores resultados o que teniendo un trabajo no puedes entrenar suficiente, al final te lo crees. Entonces te vas alejando de tu objetivo (y de tu sueño).
Pero ahora imagina que tu entorno dibuja la imagen contraria.
Te rodeas de otros corredores que ves que consiguen resultados, aunque tengan tu misma edad. Que están pudiendo entrenar aunque trabajen y tenga cada uno la genética que tenga. Pero no solo eso, ver sus éxitos te hace ilusión a ti también. Te gustaría verte donde ellos.
Entonces tu mensaje mental cambia.
Esas personas que te rodean, de algún modo te están demostrando evidencias de que todo eso que creías que no era posible, sí lo es. Si ellos, personas también normales, están pudiendo hacerlo, ¿por qué tú no?
Ahora es cuando cambia todo.
No eran tus capacidades sino tu cabeza la que te frenaba.
Verte sin entorno o un entorno que te empuja para abajo, te hace creer menos en ti. Hasta el punto que te lo crees y dejas de intentarlo. Así es complicado volver a entrenar con ganas y apostar por una nueva ilusión.
Si cambia el entorno, es más fácil que también cambies tú.
A veces te gustaría tener ese entorno pero no lo acabas de encontrar. Te lo ponemos fácil, eso es lo que también puedes encontrar dentro del Plan Resonancia, un grupo de corredores online.
>> Quiero saber más sobre el Plan Resonancia.
Necesitas encontrar tu evidencia
Pero vale, la mentalidad puede ser diferente pero queda algo para llegar a consolidar.
Todavía ahora es necesario que saborees algún buen resultado para volver a creer en ti.
Una buena opción podría ser encarar una prueba menos arriesgada y de preparación no tan larga como la maratón. Quizá una media maratón o 10 kilómetros darían mejores resultados.
Al fin y al cabo, una maratón requiere también de más exigencia y fortaleza mental en su preparación. Por eso, si no acabas de estar del todo fuerte mentalmente, otra prueba puede acabar de ayudarte a recobrar la confianza antes de la maratón.
Si en tu siguiente carrera ya consigues un mejor resultado, verás como despejas dudas. Entonces ya ni el plan, ni el entrenador, ni tú; fue algo circunstancial. Puedo ser solo un mal día compitiendo.
Aquí el bache está en que, si en ese momento bajo no cuentas con un entorno que te ayude a levantarte, puedes acabar alejándote para siempre de tu objetivo. Cierto es también que hay personas que pueden llegar a levantarse solas, pero siempre es más difícil o el camino más largo.
Dámelo y lo compruebo