Si te has enfrentado a una carrera con frío, habrás notado como te cuesta arrancar. Incluso puede haberte pasado que hasta bien avanzada la carrera no te hayas sentido cómodo y al ritmo que buscabas. ¿Podemos evitar esta situación y arrancar ya al ritmo deseado? ¿Qué tendríamos que hacer y qué riesgos implicaría conseguir empezar a buen ritmo?
Al arrancar a hacer ejercicio con temperaturas bajas habrás notado como te cuesta mucho más coger ritmo, la musculatura está demasiado fría.
Que nuestro cuerpo esté expuesto a un ambiente frío, implica que nuestro flujo sanguíneo se redistribuye para tratar de mantener nuestra temperatura corporal. Entonces, concentra más cantidad de sangre en las zonas más vitales y resta flujo a las extremidades. Por tanto, a nuestras piernas llegará menos sangre y con ello menos nutrientes y oxígeno.
Además, el cuerpo necesita tirar de más energía para mantener el calor. Para esto hace uso del glucógeno, el mismo que necesitamos quemar para rendir corriendo sobre todo a ritmos más exigentes. Lo cual implica que podríamos disponer de menos cantidad para nuestro ejercicio. Junto a esto, hay que tener en cuenta que el frío hace que nos cueste más tener la percepción de fatiga y de sed. Esto no quita que igualmente estemos sudando y tengamos que reponer esos líquidos.
Estos condicionantes los sufrimos a la hora de sentir como nos cuesta más conseguir el ritmo de entrenamiento. Cuanto menor es la temperatura, menos sangre llega a nuestros músculos, tienen menos elasticidad y menos respuesta les podemos sacar. Read More