Es relativamente normal que llegue algún momento en que un corredor se vea estancado o persiga una evolución más rápida. Eso le hace pensar que algo tiene que cambiar en lo que está haciendo. Pero a veces, lo que nos pasa es que buscamos la solución donde no está.
Que uno se pueda estancar, es totalmente lógico y normal.
La cuestión está en que considerando ese punto de partida, ¿qué tecla se puede tocar para hacer cambios que provoquen otros resultados?
Algo rápido en lo que uno piensa es en la manera de entrenar. Aquí puedes pensar en entrenar más o subir volumen, en modificar ritmos, en meter más entrenamientos de otro tipo… Variables hay muchas.
Pero no tenemos solo esto, hay más cosas en las que tendemos a pensar.
Buscar soluciones desde nuestra mirada
El tema es que cuando cada uno buscamos soluciones, lo hacemos desde nuestro mapa de conocimientos. Pero esos no son todos los que hay. Son los que nosotros manejamos.
Obviamente, si un entrenador o especialista es el que busca la solución, maneja unos conocimientos y herramientas más amplias.
Cuando lo hacemos nosotros, podemos estar enfocándonos en actuar sobre cuestiones que no son suficientes o son erróneas. Porque muchas veces vamos incluso condicionados por lo último que hemos oído, leído o las herramientas que tenemos.
Imagina que tienes un martillo que sabes manejar muy bien y esa es la herramienta que conoces. Cuando tengas que clavar, irá muy bien. Pero cuando tengas que quitar clavos o abrir un agujero, tú irás con tu martillo y harás las mil artimañas para tratar de conseguir lo que buscas. Sin saber que existen tenazas o taladros.
Así es como tendemos a funcionar, limitados por lo que conocemos. Ignorando lo que desconocemos aunque sea quizá ahí donde esté la solución.
Soluciones con enfoque erróneo (o sesgado)
Partimos entonces de que hemos llegado a un punto de estancamiento y buscamos mejoras. Empezamos a buscar qué podemos cambiar y estas son algunas de las soluciones sesgadas o erróneas que fácilmente pasan:
> Buscar la mejora de tu progresión pensando solo en las series.
Las series son un entrenamiento que ayuda a la mejora de ritmo, sí. Pero no ayuda mucho pensar solo en series y olvidarse de que de alguna manera, otros tipos de entrenamiento, también compensan el desarrollo del conjunto. Lo cual ayuda también a sacarle más provecho al trabajo de series.
Es más, si sólo pensamos en modificar tiempos de series sin tener en cuenta el fortalecimiento y la resistencia, es posible que el cuerpo no esté en las condiciones adecuadas para aguantar esa mejora pretendida en los tiempos de las series. Indirectamente acabaremos frustrados.
Puede ser que haya entrenamientos que sean más específicos para la mejora de una cualidad en concreto, pero no suelen llevar por si mismos a la mejora. Sino que hace falta una combinación de más entrenamientos.
> Buscar la solución en las zapatillas.
Zapatillas hay cientos de modelos en constante evolución en el mercado hoy. Puedes encontrar desde las que favorecen más el ritmo a las que tienen más amortiguación. Pero no deberían ser la solución sustituta a cuestiones que debes arreglar o desarrollar por otro lado.
Por ejemplo, el caso sería ser un corredor de mucho peso y por eso vivir buscando zapatillas adecuadas para ese peso. No hablo de empezar entrenando con más peso y estar tratando de bajarlo cuidando la dieta y ajustando entrenamiento. Hablo más bien de no buscar el cambio de otros hábitos y conformarte con ese peso cargando la solución en las zapatillas.
O el hecho de buscar las zapatillas más top del mercado confiando en que te harán mejorar tu ritmo. Cuando son unas zapatillas que no se adecúan a tu nivel y ritmos y no vas a notar dicha mejora.
> Buscar tablas correctas con ritmos, número de repeticiones y tiempo de descanso en series.
Hay quien piensa que debe haber una combinación correcta de los factores que se juntan en un entrenamiento de series y que según la marca objetivo, habrá unas tablas.
Un entrenamiento de series de una misma distancia, según en qué momento de la preparación lo hagas, puede combinar de diferente manera los descansos y los ritmos. Y también según haya sido tu evolución o según estés tú. Porque si de repente arrastras más fatiga por otros entrenamientos que hayas hecho, lo mismo hay que regular a la baja algunas series para compensar.
Más que unos parámetros que aplicar a rajatabla, puedes tener unas referencias pero luego ir siempre leyendo el momento y el conjunto de la planificación para hacer ajustes. Ahí es donde se saca de verdad el provecho, en el buen ajuste.
> Relacionar marca en maratón con volumen de entrenamiento.
Hay tablas por ahí que plantean cosas como que si vas a hacer la maratón en 5 horas, tienes que entrenar como un 30% menos de volumen que el que la va a hacer en 3h30’.
La maratón son 42 kilómetros (y algo más) para todos. Para resistir eso, con sus impactos, hace falta haber entrenado una buena cantidad de volumen. Puede haber algunas variaciones de volumen cuando peleas por marcas que ya te resultan exigentes pero no tanta variación. La exigencia vendrá marcada más por el tipo de entrenamientos y los ritmos a los que estés entrenando que por el aumento o no de volumen.
Si hablamos de maratón, podrá haber ciertas variaciones de volumen dependiendo de la marca objetivo y del corredor pero no deberían ser grandes diferencias.
> Renunciar o reducir mucho el entrenamiento de fuerza para no ganar peso.
Parece que asociemos el entrenamiento de fuerza o de gimnasio a tener que estar cachas y con más peso. Y es algo que puede pasar, pero no que tenga que pasar. Dependiendo del tipo de ejercicio que hagas, del peso y repeticiones, cogerás más o menos masa.
Si por miedo al tema de dejar de estar delgado como es más acorde con un corredor de fondo, decides prescindir de este entrenamiento, estás renunciando a parte de tu posible mejora. Incluso aumentando tu sufrimiento en carrera.
Veamos. Quiero ese ebook.