Estás en la recta final de tu preparación, quedan una o dos semanas para el objetivo. Pero de repente, por circunstancias de la vida (trabajo, compromisos familiares u otras cosas) te encuentras con que no puedes casi entrenar. Te ves obligado a saltarte entrenamientos en esos últimos días. ¿Qué debes hacer después? ¿Recuperar entrenamientos todos los días o huecos que puedas? ¿Y si el tiempo que te queda para entrenar es ya en los dos días previos a la carrera?
Como corredor popular que no vive 100% del atletismo, está claro que tu vida tiene otras prioridades. Eso hace que esos otros elementos puedan irrumpir en tu rutina impidiendo que puedas cumplir con tu entrenamiento algún día.
Según en qué fase te pille ese momento de eludir algunos entrenamientos y cuánto dure, puede influir de diferente manera en tu preparación. Pero es lógico que si ya ves cerca tu objetivo, te preocupes incluso más.
¿Qué pasa si te saltas entrenamientos cerca del objetivo?
Cuando se acerca tu objetivo suele pasar que también crecen los nervios. Esto se traduce en que todo te preocupa más e incluso es probable que llegues a entrenar peor o a tener dolores nuevos inexplicables.
Normalmente es más una mala pasada de nuestra cabeza que una bajada real de forma o que aparezca una nueva lesión. El temor a abordar nuestro objetivo nos crea estos malestares fantasmas.
Dentro de este contexto, es natural que si te ves obligado a saltarte algunos entrenamientos en las dos últimas semanas, te preocupes aún más. Sin embargo, no es el peor momento para fallar en los entrenamientos.
Preparar cualquier carrera de fondo no es el resultado del trabajo puntual de una o dos semanas. Son meses de entrenamiento considerando un objetivo concreto pero, incluso años, generar una buena base como corredor.
Sabiendo que esto es así, fallar entrenando en un periodo acotado relativamente corto, no debería ser muy grave. Si es algo que más que un momento anecdótico forma parte de un hábito o de nuestra manera de entrenar, entonces sí puede pasarnos más factura y dificultar nuestra mejora de rendimiento.
Además hay que sumar que el final de nuestra preparación (de nuestro ciclo específico) es el momento donde el entrenamiento es menos relevante en cuanto a exigencia o búsqueda de mejora. Es decir, hay que tener cuidado con lo que hacemos pero más buscando la omisión y la bajada de carga que la alta exigencia.
Esa última fase pertenece ya al momento en que estamos tratando de que entre en juego la supercompensación. Cuando ya lo que queremos más es, recoger los frutos del trabajo realizado anteriormente y descansar para llegar bien recuperados a la carrera, que conseguir una mejora sustancial por carga de entrenamiento.
Buscamos ir bajando el volumen y suavizando la intensidad. Nos beneficiaría más pecar de hacer de menos que pasarnos y hacer de más. El exceso de exigencia puede hacer que no lleguemos bien frescos a la carrera y no hayamos dejado actuar a la supercompensación.
Así que, es seguramente uno de los mejores momentos para que nos pille una fase de vernos obligados a saltarnos entrenamientos. El trabajo importante ya está hecho. En cambio, el factor psicológico y los nervios ante el objetivo, es lo que nos hace preocuparnos y pensar que deberíamos hacer algo por compensar esa falta de entrenamiento.
¿Qué debes hacer los días previos al objetivo si te has saltado entrenamientos?
Ante esta situación, la reacción más lógica es que fuerces encontrar cualquier hueco para recuperar algún entrenamiento. Y no siempre puede ser la mejor solución.
No hay una regla genérica pero sí ciertas pautas o factores a considerar que te pueden ayudar.
Primero, piensa que el objetivo final es llegar recuperado y fresco al día de la carrera. Si el momento o el tipo de entrenamiento que te planteas recuperar te puede perjudicar en este sentido, descártalo.
Por ejemplo, no hagas unas series a dos días de la competición. Probablemente suponga un esfuerzo demasiado intenso como para que el cuerpo llegue bien recuperado dos días después para enfrentarse a otra exigencia alta. No lo valores como que si normalmente puedes hacer unas series y al día siguiente o dos días después un rodaje, podrías hacer una carrera. Pues no, no es lo mismo, la carrera es para darlo todo y más y eso debe ser mucho más exigente que un rodaje entrenando, independientemente de la distancia.
Después, ten presente la máxima “entrenamiento no hecho, entrenamiento perdido”. Hay veces que no podemos realizar algún entrenamiento y no tenemos que volvernos locos por recuperarlo. Si nos encaja reorganizar la semana, respetando descansos, y distribuir los entrenamientos de una manera distinta a la inicial, bien. Pero si tratar de hacer ese entrenamiento supone sesiones dobles o saltarse días de descanso necesarios (como los de después de un entrenamiento de calidad), no nos beneficiará. Al contrario, puede ser más perjudicial.
Otra recomendación que te daría es que en esas dos últimas semanas antes de la carrera, primes no perder entrenamientos de calidad salvo en los días previos a la carrera. Siempre nos producen más beneficio este tipo de entrenamientos frente a otros más “paja”, que no obstante también son necesarios. Por eso, si tenemos que renunciar a algunos entrenamientos, mejor que no sean los que más nos van a aportar.
En este sentido, lo que más nos va a aportar en los días anteriores a la carrera, es no cargar de más el cuerpo. Por eso no tendría sentido que si el martes tenías un entrenamiento de calidad que no has podido hacer, lo pasaras al jueves o viernes. Ya sería demasiado cerca de la competición, suponiendo que sea en domingo.
En los dos días previos a la carrera, hayas entrenado lo que hayas entrenado el resto de la semana, te diría que como mucho hicieras un rodaje suave. Bien puede ser un rodaje algo más largo si estás en los dos días antes; bien un rodaje más corto e igualmente suave si es el día previo a la carrera.
Considera también que dependiendo de por qué se haya producido ese parón u obligación de saltarse entrenamientos, puede suponer un factor relevante. Es decir, si esto viene por un pico de trabajo o periodo de más estrés que también te hace descansar peor e ir más agotado, incluso me olvidaría de los entrenamientos de calidad.
Es preferible que hagas todo aquello que facilite mantener a tu cuerpo en un buen punto de forma pero no incremente el agotamiento, que cargarlo más. Entonces todo apuntaría más a mantenerte haciendo diferentes rodajes cuando puedas sin forzarte más de la cuenta para no llegar poco recuperado a la carrera. Y ya no hablo solo de recuperación física, si no también mental. Los entrenamientos de calidad te exigen también fuerza mental y si ya vas cargado, mejor facilitar la recuperación mental que apretar en la exigencia.
Aunque pueden darse diferentes circunstancias y combinaciones, más o menos estos principios apuntarían a la solución a la circunstancia de saltarse entrenamientos esos días anteriores a la carrera. Sobre todo, no estamos en el peor momento para fallar entrenando por lo que conviene conservar la calma con la situación.
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