Si no llevas mucho tiempo corriendo o acabas de empezar, no sería raro que ya te hubieran asaltado unas cuantas dudas. O quizá han empezado a asomar ciertas barreras que no sabes como abordar. Después de los primeros entrenos combinando correr y caminar o de los primeros kilómetros corriendo, ¿qué viene luego? ¿Cómo sabes que lo estás haciendo bien?
Posiblemente te lanzaste a tus primeros entrenamientos con ilusión. Pensando que esta vez sí, que ibas a crearte una rutina de corredor.
Y ojo, porque si avanzas por el buen camino, puedes acabar bien enganchado.
Lo que te puede hacer acabar enganchado a correr
La buena sensación que te queda después de correr, es un buen gancho para seguir manteniendo esa ilusión sobre todo los primeros días. Notas que vuelves con sensación de bienestar, te sientes más activo y sabes que lo que haces va a favor de tu salud y tu mejora de forma.
Hay quien empieza a correr buscando una bajada de peso o mejorar su forma física. O quizá bajar el colesterol o mejorar algún indicador de su salud. Pero lo cierto, es que además, es fácil que te acabe gustando y enganchando también por otros motivos.
A todos estos beneficios relacionados más con la salud, se le suma el de la superación personal. O la sensación de libertad cuando te ves solo al aire libre comunicándote con tus pensamientos.
Esto lo mantendrás si creas tu rutina. Ser constante con el entrenamiento e ir avanzando correctamente termina dando sus frutos. Tú vas viendo que puedes aguantar más tiempo corriendo o ir mejorando tu ritmo y esto es un motor de motivación. Eso consigue que sigas ahí siendo disciplinado día tras días y lo hagas con ganas.
Sin embargo, el caso contrario, sería verse bloqueado en un punto en que no hay mejora palpable. Entonces te vienes abajo. Es normal, sientes que estás siendo constante con un esfuerzo del que no ves resultados y eso genera frustración.
Por esto, es importante ir venciendo esas dificultades que surgen y saber hacia donde enfocarte a fin de ir avanzando y manteniendo la motivación. Necesitas ver resultados. Si no, es probable que pronto abandones eso que comenzaste con tanta ilusión.
Primeros obstáculos al lanzarte a correr
Como cualquier cosa nueva que hagas, es normal que te surjan dudas y te topes con dificultades.
Los primeros días seguramente te lanzabas a correr sin más y no le dabas mucha importancia a nada. Te bastaba haber conseguido correr algún que otro kilómetro. Pero a medida que avanzas, ya empiezas a preguntarte más cosas y plantearte qué más puedes hacer, cómo lo podrías hacer mejor.
También se junta más incertidumbre porque temes que puedas estar haciendo algo mal y lo estés repitiendo día tras día.
Pasado ese primer mes más o menos, puede ser que te veas en situaciones como estas que empiecen a preocuparte:
- – Sientes que te fatigas a los pocos minutos, miras el reloj y cada minuto se te hace eterno.
Es muy probable que te estés pasando de ritmo. Quizá intentas rodar más rápido de lo que deberías. Puede ser que aún así, a ti te parezca que vas lento y que tendrías que ir más rápido. Pero no, ahora toca ir lento de verdad. No tengas vergüenza ni tomes como referencia el ritmo de otros. Cada uno tiene el suyo y todo llegará. - – Semana a semana repites el mismo tiempo o distancia de entrenamiento.
Por una parte, ni siquiera sabes si lo que estás haciendo es suficiente o poco. Por otra parte, tienes miedo a hacer un poco más y pasarte. Al final puedes quedarte en avances demasiado tímidos. Pero te ves más seguro repitiendo por el miedo a cómo te sentirás al día siguiente. - – Te envalentonas un día y vas más allá con tu entrenamiento, pero luego necesitas varios días para recuperar.
Podrías acabar con tu cuerpo tan fatigado que no te vieras capaz de hacer nada durante los dos o tres días posteriores. El riesgo de esto es espaciar muchos los entrenamientos acabe impidiéndote establecer una buena rutina. Además de que la manera correcta sería que el esfuerzo y el descanso estuvieran más compensados y no supusieran parar mucho tiempo. Aunque esto no quita que los días de descanso también sean importantes y necesarios. - – Te ves agobiado con la respiración.
Es normal que al principio pienses que tienes que ir haciendo algo especial con la respiración y estés corriendo pensando qué hacer con ella. Lo adecuado sería tratar de inspirar por la nariz y expirar por la boca. Por lo demás, la experiencia y la intensidad del entrenamiento irá poniendo la respiración en su sitio. Aunque sí que vale como indicador de ritmo. Si vas jadeando, estás yendo a un ritmo demasiado rápido para un rodaje. Deberías empezar llevando un ritmo que te permitiera hablar de una manera más o menos fluida. - – Tomas como referencia lo que hacen otros corredores más avanzados.
Aquí cada uno tiene su nivel y sus pequeñas mejoras ya suponen un buen logro. Puede ser que empieces a buscar referencias por internet o a preguntar a amigos. Pero ten cuidado porque tú no llevas años corriendo y no necesitas todavía meterte en según qué tipo de entrenos. Tratar de hacer cosas que están por encima de lo que ahora te corresponde, es más probable que te conduzca a la frustración y el abandono que a una mejora más eficiente.
¿Qué es lo que te hará mejorar como corredor?
Supongamos que has llegado a crearte una rutina. Cada semana cumples rigurosamente tus dos o tres sesiones de entrenamiento. Sales, corres y estiras. Algún día puedes incrementar un poco la distancia y poco a poco tratar de ir más rápido.
Has pasado por esto, ¿verdad?
¿Crees que ahora se trata de ir aumentando distancia y ritmo poco a poco mes tras mes?
Pues no, no es solo eso.
La clave no está solo en incrementar sino también en variar y planificar. Por si todavía no habías dado con este descubrimiento: para correr no solo hay que entrenar corriendo y tampoco todos los entrenamientos consisten en correr sin más.
La otra noticia es que para combinar esos diferentes tipos de entrenamiento es necesaria una planificación. Conseguir un correcto equilibrio de cargas, descanso y tipo de estímulo es lo que te hará mejorar. No se trata de ir añadiendo más y más y sumando kilómetros a lo loco.
Si quieres seguir evolucionando como corredor, dale la bienvenida a un plan de entrenamiento que comprenda rodajes, fartleks, rodajes con ritmos controlados, condición física, cuestas… Y todavía no nos metemos en las conocidas y/o temidas series que esas mejor incorporarlas más tarde.
A partir de ahí, entrenando con una planificación correcta y adaptada a ti, verás como notas tu mejora como corredor y no te sentirás tan amenazado por posibles lesiones. Ya habrás superado las primeras barreras y empezarás a pensar en retos mayores.
Eso me interesa