Sentir cierta duda sobre si serás capaz de conseguir tu marca objetivo en una carrera, debería ser algo con lo que aprender a convivir. Hacer un pequeño test unos días antes de la carrera buscando comprobar si puedes aguantar el ritmo de competición, es un gran error. Y todavía puede agravarse más hoy en día gracias a las redes sociales.
Imagina que tienes una carrera el domingo y el miércoles de esa semana decides hacer un pequeño test. No un entrenamiento de ritmo, sino un test. Es decir, 7 u 8 kilómetros a ritmo competición si te espera una media maratón el domingo, o quizá 4 o 5 kilómetros si te espera un 10 kilómetros.
Es una reacción emocionalmente lógica que persigue comprobar que eres capaz de correr al ritmo que deberías llevar en la carrera. Lo que pasa que las emociones pueden jugarnos malas pasadas y hacernos tirar el entrenamiento de meses en un momento.
El error emocional al cuadrado
A poco que alguna vez hayas competido más o menos en serio, habrás vivido ciertos días de nervios antes de la carrera. La duda que siempre ronda la cabeza es si podrás responder al objetivo marcado. Una duda que llega si has seguido un plan de entrenamiento correcto, si no te has limitado a rodar y rodar persiguiendo alcanzar ese ritmo de carrera.
En una buena planificación, lo que te encuentras es una combinación de entrenamientos diferentes que están estimulando diversas cualidades de tu cuerpo. Pero ni para correr una maratón corres 42 kilómetros entrenando ni haces simulacros de la carrera preparando otras distancias.
Lo que se traduce en que llegas al día de la carrera sin tener una constancia real de si podrás hacer esa distancia en el tiempo que te gustaría.
Sin embargo, los datos de cómo hayas ido entrenando sí dan ciertas pistas. Se puede saber si es más o menos probable que consigas ese objetivo. Pero seguro no hay nada hasta que se cruza la meta.
Entonces no es raro que uno tenga dudas, lo que puede derivar en tests. En probarse un poquito. En querer hacer entrenamientos más rápidos de lo que deberías. En meter en un rodaje de ciertos kilómetros a ritmo de competición a ver si puedo aguantar ese ritmo.
Súmale hacer algo de eso en los días previos a la carrera. Esos días, deberías ceñirte al entrenamiento previsto y dejar que haga efecto la supercompensación.
Es comprensible que la duda y los nervios te traten de empujar a resolver esa duda de ritmo y de carrera que tienes. Pero es un error llegar a probarte de cualquier manera.
Hoy en día todavía se puede complicar más la cosa.
Imagina que haces ese test unos días antes de la carrera y lo cuelgas en redes sociales. Como llevas semanas entrenando esa carrera, los ritmos salen bastante bien. Entonces llegan los vítores y halagos.
Los comentarios de otros corredores son de felicitaciones. Lo cual te ánima más y te hace sentir más orgulloso de haber hecho el test. Incluso seguramente verte más confiado de cara a la carrera. En ese momento no piensas que esos comentarios vienen de otros corredores, muchos poco conocidos, y no de entrenadores.
Pues aquí se ha sumado un combo de riesgos que pueden pasar factura ese domingo de carrera.
Riesgos a los que te expone ese test
Es probable que ya antes de la carrera te sientas con más nervios de lo normal. Lo normal en otras carreras.
El haber comentado la historia en redes sociales posiblemente ha conseguido aumentar tu presión. Ahora hay más expectativas, más gente esperando ver el resultado, más gente pendiente. Lo cual se puede manifestar en más ansiedad antes de la carrera.
Más ansiedad no es raro que ocasione un peor desempeño. Incluso que leas mal la carrera y te exijas demasiado desde el principio por sentir que te espera rendir cuentas. Así que, midas mal tus fuerzas y pinches en la parte final de la carrera.
Pero es que a lo mejor te ves que no puedes mantener el ritmo que querías, pese a haberlo conseguido unos días antes. O más bien por culpa de haberlo conseguido unos días antes. Esa sobreexigencia en un momento en que no correspondía puede dejarte arrastrando cierta fatiga todavía.
No estás lo suficientemente fresco y recuperado de cara a la carrera para dar tu verdadero máximo.
Todo esto suponiendo que puedas terminar la carrera sin ninguna molestia o lesión. Cuando el cuerpo arrastra fatiga, es decir, cierto estrés muscular y se le somete a más presión, puede ser demasiada para resistirlo. Esos músculos que entran de nuevo bajo el estrés y exigencia de una competición podrían fallar y caer en una lesión.
Ahora viene la consecuencia postcompetición.
Supón que cumples la carrera sin lesión pero no con la marca a la que aspirabas. Entonces, con la expectativa que habías generado, la frustración es más grande. La decepción es mayor y eso afecta a tu confianza. Incluso a tu motivación para volver a entrenar con ganas.
Los efectos secundarios de ese error pueden extenderse más allá de la propia carrera.
¿Tienes entonces que ir a ciegas a la carrera?
Cuando preparas una carrera de fondo, siempre ayuda hacer un test, pero en el momento correcto. Ese momento no es en los días antes, ahí toca convivir con la incertidumbre y cuidarse para el día de la carrera.
El momento para hacer el test es varias semanas antes de la competición.
Además, un test unos días antes de la carrera no te deja margen de movimiento. Ya no vas a poder hacer cambios en el entrenamiento para reconducir la situación, el trabajo ya está hecho. Lo único que te podría indicar es si puedes competir o no al ritmo que crees. Pero para eso hay otros datos de entrenamiento que bien leídos te dan esa información.
En esa semana antes de la carrera, tienes que dejar que la supercompensación siga su curso, darle su tiempo. Y no sobrecargarte de más con el riesgo de no llegar bien recuperado a la carrera.
A la carrera no llegas a ciegas pero sí sin nada seguro. No solo por una cuestión de tu capacidad de resistir el ritmo sino porque pueden darse sorpresas o condiciones adversas (como climatológicas) que sean dificultades añadidas.
Si has preparado bien la carrera, lo que queda es superar sin errores esos días previos a la carrera y asumir el riesgo en competición, que es a lo que ibas.
Sí, me interesa