Lo que he aprendido entrenando a corredores populares

Ya son varios años entrenando con corredores populares y aunque uno llega con su experiencia y sus creencias, siempre hay espacio para mejorar y aprender nuevas cosas. ¿Qué he observado propio de corredores populares? ¿Qué señalaría como una tendencia errónea común en corredores populares?

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Aunque cada corredor sea distinto, tenga diferentes circunstancias y objetivo, sí que es cierto que es frecuente encontrarse parámetros o comportamientos que se repiten de manera generalizada.

A diferencia de un corredor profesional, entiendo que un corredor popular debe tomar el correr como una afición. En este sentido las exigencias y sacrificios serán distintos pero aún así, el deporte que se practica es el mismo y éste se caracteriza por la disciplina y constancia en el entrenamiento. De ahí que aunque mi experiencia como corredor profesional no sea aplicable al 100% al popular, sí hay determinados aspectos comunes que no por ser popular hay que olvidar.

Estas son algunas de las cosas que se repiten en corredores populares y que frecuentemente acaban arrastrando más a errores que a ventajas.

 

1. Arrancar el entrenamiento con el ciclo específico

Para muchos es común empezar a correr porque han visto una carrera en la que quieren participar o les ha convencido algún amigo. Suele pasar entonces que el margen que hay de preparación coincide con el ciclo específico para esa carrera o que piensan que hay tiempo de sobra y no empiezan a entrenar hasta ese momento.

La cuestión es que un ciclo específico se diseña pensando entrenamientos concretos enfocados a superar una distancia y una marca pero, esto se hace considerando que se parte de una cierta base física previa.

El error aquí es que si no se ha corrido con regularidad nunca o se está lejos de esa base previa necesaria, resistir las cargas de un ciclo específico es probable que acabe pasando factura. Es decir, que se caiga lesionado o no se sea capaz de mantener la disciplina de entrenamiento y cumplir con las sesiones de entreno.

Correr puede ser un deporte que nos dé mucho bienestar y satisfacciones pero también tiene mucho impacto y es agresivo con las articulaciones. Por esto, la evolución y el aumento de cargas tiene que ser gradual, de manera que el cuerpo vaya tomando forma y fortaleciéndose para ir asimilando el trabajo.

 

2. Empeñarse en competir aunque se arrastre una lesión

Las lesiones pueden sorprendernos en cualquier momento aunque hay fases en que es más probable caer en ellas. Este sería el caso, por ejemplo, de la última etapa del ciclo específico de entrenamiento.

En ese momento ya llevas semanas entrenando y provocando fatiga en el cuerpo. Toda la musculatura está más estresada y a poco que tu vida te impida llevar un descanso correcto, pases por algún momento de estrés o simplemente no estuvieras preparado para asimilar esa carga, puede aparecer la lesión o incluso la enfermedad. Todo este trabajo acumulado entrenando también influye en nuestras defensas y hay momentos en que somos más vulnerables y proclives a enfermar.

Así que, puede ser que te encuentres enfermo o lesionado a dos semanas o tres de tu objetivo. Aparece entonces la duda de si estarás bien para el día de la carrera. Según la exigencia del objetivo (no es lo mismo un maratón que correr 10 kilómetros aunque en los dos vayas a tope) y la gravedad de la lesión, llegarás o no recuperado a la carrera.

Muchas veces no se llega recuperado, ni tan siquiera medio-recuperado, pero uno piensa en el trabajo que lleva hecho y la ilusión que tenía, que se quiere autoconvencer para correr. Así es fácil ponerse excusas para pensar que se está mejor y que no es para tanto, de tal manera que acaba plantándose en la línea de salida.

La mayoría de las veces no se está tan recuperado como se quería pensar y lo que se acaba consiguiendo forzando al cuerpo en ese esfuerzo es empeorar la situación. Se agrava la lesión y se alarga el tiempo de recuperación, lo que puede suponer estar después semanas o meses sin poder entrenar.

No digo que los corredores profesionales no pasen por esta situación de verse lesionados o enfermos en los días previos a una competición. Pero sí creo que son más conscientes de lo que arriesgan si compiten. En muchos casos están forzados a hacerlo porque su beca, posibilidades de clasificación para otras pruebas o sponsors se lo exigen. Sin embargo, un popular no tiene este tipo de exigencias y debería tener más fácil la opción de no competir.

 

3. Tendencia a no respetar los entrenamientos a ritmos más lentos

Cuando el entrenamiento marca un ritmo que exige un alto esfuerzo, parece que es más fácil tratar de alcanzarlo y cumplirlo. Sin embargo, cuando el entreno está definido por un ritmo más cómodo, la tendencia es saltárselo y tratar de ir más rápido.

Cada sesión de entrenamiento tiene su finalidad y la combinación entre ellas también tiene su porqué. Si un entrenamiento busca trabajar ritmos lentos, también lo hace con un objetivo concreto.

Es un error pensar que cuanto más rápido se entrene, antes mejorará el rendimiento. Ir siempre al máximo o cerca de él genera un desgaste excesivo que resulta contraproducente. Sin embargo, el corredor popular, muchas veces se pasa de ritmo en entrenamientos como rodajes más lentos o tiradas largas.

La peor consecuencia de todo esto llega cuando te plantas en el día de la carrera pasado de forma o antes has caído lesionado o desmotivado por haberte presionado demasiado.

 

4. Querer recortar marcas demasiado rápido

Llama la atención en corredores populares, la facilidad con la que se proponen recortar minutos a su marca. Cierto es que cuando uno empieza como corredor, los recortes en las marcas se dan en franjas de varios minutos pero aún así, no es tan fácil recortar por ejemplo 10 minutos entre una media maratón y otra como a veces veo que se pretende.

A medida que uno va entrenando y mejorando su marca, se acerca a tiempos en los que los recortes de tiempo son más limitados. Bajar ese tiempo implica correr a ritmos más rápidos y el esfuerzo por alcanzar ese ritmo se hace mayor.

Aquí sí me ha tocado muchas veces tener que frenar los ánimos y advertir que era difícil rebajar tanto la marca como el corredor quería. Seguramente era algo que se podría llegar a hacer en más tiempo y con otras carreras intermedias, pero no de un objetivo al siguiente.

 

5. También un corredor popular se pone nervioso antes de una carrera

Podría parecer que sólo los corredores de élite tendría sentido que se pusieran nerviosos porque al fin y al cabo, se están jugando su trabajo en una competición. Tienen la exigencia de una marca para una clasificación de una prueba posterior o puede depender de eso la renovación de la beca de la que viven, por ejemplo.

Sin embargo, para todos correr supone un largo camino entrenando día tras día. Aunque cada uno en su medida, ambos sacrifican muchas cosas por su entrenamiento. El corredor profesional será más estricto con la dieta, horas de sueño y horarios; pero el popular tiene que hacer malabares para sacar tiempo para cumplir con los entrenamientos dentro de una ocupada rutina con otras prioridades y compromisos.

Se entiende entonces que algo que te ha llevado mucho esfuerzo y sacrificio y en lo que has puesto mucha ilusión, te haga sentir nervios y dormir mal la noche antes. No depende de esto tu trabajo o tu bienestar pero sí es comprensible que desees alcanzar ese objetivo que llevas meses preparando.

Evitar estos errores es un buen principio. Pero si quieres seguir entendiendo de qué va ser corredor, tenemos más consejos gratuitos para ti junto con un ebook de consejos para tu maratón.

Vale, quiero saber más
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