“¿Cómo no me va a gustar una carrera que, al final, te hace llorar de emoción?” Carles Castillejo
Aunque son diferentes los motivos por los que uno se lanza a correr un maratón, o incluso simplemente a correr, suele tener en común el punto retador que ofrece. A veces ese reto actúa como motor para ayudar a pasar una mala racha, focalizándote en él te sientes como impulsando tu vida en otra dirección y fortaleciéndote. En otras ocasiones se trata de una apuesta retadora, o de una necesidad de superación personal, o demostrarse que uno es capaz de conseguir ese objetivo.
Pero también puede ser la consecuencia lógica a una trayectoria deportiva vinculada al atletismo, como ocurrió en mi caso. Leer más