Integrar un test dentro de la preparación de tu maratón o media maratón puede darte información muy relevante. Incluso deprimirte. O jugarte una mala pasada si no haces una buena lectura del resultado.
Un test da pistas sobre todo cuando preparas distancias largas que te llevan meses de entrenamiento y en las que te juegas todas las cartas en el día de la carrera. Servirá para que cuando enfrentes tu carrera objetivo tengas más idea de a qué atenerte y aciertes con las decisiones.
Pero para eso importa saber leerlo y eso incluye no pasar por alto todos los factores que pueden haber influido en el resultado.
Factores que importa considerar al leer el resultado del test
No se trata solo de mirar la marca resultante, aunque sea eso lo que busquemos. Eso es una cifra a la que hay que añadir la información más cualitativa. Si no puedes llevarte una conclusión errónea que te haga llegar a la línea de salida de tu objetivo con más dudas. O equivocarte al plantear la carrera y tener tu objetivo en tus piernas pero tirarlo por la borda.
Por no haber leído bien los datos.
Estos son algunos de los factores que deberás considerar y calibrar para sacar conclusiones más certeras:
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· El test es un día, el entrenamiento son meses.
Si el test sale bien y el entrenamiento iba bien, será una confirmación que nos mantiene en calma. Pero si sale mal y el entrenamiento iba bien, no conviene volverse locos.El test es como una carrera en que te juegas todo en un rato, y por lo que sea hay días que no estás bien ese rato. O influyen otros factores externos. Así un mal test, puede hacer saltar alarmas pero para pasar más bien a revisar y mirar con lupa otras causas. Para corroborar que un mal test encaja en la trayectoria de las semanas de entrenamiento o que para nada es así.
Si encaja, de nuevo confirma lo esperado. Si no encaja, pasamos a mirar más cosas.
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· Los resultados del conjunto de corredores.
¿Qué esperaban otros corredores para su nivel? Si la tónica general es que han hecho peor marca de lo que esperaban, no eres tú y tus circunstancias. Otros factores externos que afectaban a todos por igual habrán seguramente influido.Hablamos del trazado del recorrido y su orografía, o condiciones meteorológicas como un día de viento, de lluvia o de mucho calor y humedad.
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· Tus circunstancias personales.
Eres corredor popular y eso implica tener prioridades por encima de entrenar y correr. Esas cosas como un trabajo, una familia, compromisos que te estresen o que reduzcan tus horas de sueño. Por mucho que vayas consiguiendo cumplir con el plan de entrenamiento, no es lo mismo descansar bien y tener la cabeza despejada que ir cargado de asuntos y déficit de horas de sueño. -
· Tu calendario de competiciones.
Cómo hayas organizado tu temporada o tu año y cuánto y en qué momento estés compitiendo también afecta. No es lo mismo tener un calendario apretado en el que no acabas de saborear una buena recuperación que ya estás arrancando la siguiente preparación, que tener tiempo de barbecho.Ni es lo mismo venir compitiendo en distancias de 10 kilómetros y unos meses después querer hacer una maratón que ponerte una maratón tras otra, por mucho que hayas recuperado. El desgaste es mayor y el hambre que se genera por la distancia es menor.
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· Hidratación y geles en carrera.
Si fallas en esto sea durante tu objetivo o durante el test, el rendimiento lo nota. Por muy bien preparado que vayas no es viable sumar muchos kilómetros cuando sientes la boca seca. Eso quiere decir que hace tiempo que tenías que haber bebido ya y que tu cuerpo ya está sufriendo y viéndose obligado a bajar tu rendimiento.Lo mismo si no tomas geles, no aciertas al tomarlos o te sientan mal.
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· Cargas de entrenamiento recientes.
Si tu test es una carrera, será una prueba exigente que se tendrá que hacer al máximo. Lo recomendable es que tu plan de entrenamiento lo contemple y se adapte a ese hito. Pero puede ser que las circunstancias obliguen a definir otras prioridades.A veces has tenido un parón previo o fallado en ciertos entrenos y es prioridad seguir exigiendo en el entrenamiento de cara al objetivo y sacrificar un poco el test, en lugar de rebajar carga de entrenamiento cuando se acerca para responder mejor al mismo. No llegar suficientemente recuperado al test afectará al resultado.
Si empiezas a analizar todos estos factores, le das más sentido a la marca que te salga del test. Para bien o para mal.
Cómo encarar un mal resultado en el test
Lo deseable es que el test confirme que vas por el buen el camino, te suba la motivación y estés más comprometido si cabe con tu objetivo. Pero no siempre las cosas salen así.
A veces el resultado del test es malo. No es el que gustaría o cabría esperar.
Aquí es donde un entrenador puede ayudarte a hacer una buena lectura y poner las cosas en su sitio. Porque lo primero que importa es entender cómo el corredor viene entrenando, siempre que el plan de entrenamiento fuera el correcto.
A diferencia de un test, el conjunto del entrenamiento no es algo circunstancial sino que tiene mayor consistencia. Pero aún así importa hacer el test porque es el momento en que pones toda la carne en el asador y sacas el entrenamiento que llevas dentro, algo que no pasa ni en entrenamientos exigentes, persiguen otras cosas.
Pero si el test ha fallado y el entrenamiento realizado apunta hacia otro lado, puede ser que tengas que aprender de lo que supone competir.
Quizá hubo nervios pensando en la carrera o mala gestión de energías. Esos son aprendizajes que te llevas para mejorar el día del objetivo. También pudo ser cualquier otro agente externo y hay que relativizar el resultado en base a eso.
Sí es importante que ese resultado de un día, no pese tanto como para bajarte el ánimo. Sea más certero o no.
Si es un resultado malo y la lectura general apunta a que es coherente con el conjunto, simplemente toca aceptarlo y actuar en consecuencia. En tres o cuatro semanas que le quede a tu preparación no vas a darle la vuelta al resultado, pero si puedes redefinir tu objetivo para conseguir terminar la carrera dignamente.
Si el resultado del test es malo pero la lectura del conjunto apunta hacia una buena preparación y que se podría estar para más, es importante no venirse abajo mentalmente. Entender qué puede haber pasado y poner las cosas en su sitio. Y seguir apostando por tu objetivo.
Los entrenamientos posteriores pueden hacerte recuperar sensaciones y ayudarte a elevar de nuevo la confianza. Porque sino, podrías decidir rebajar tu objetivo o cambiar tu estrategia de carrera cuando en realidad estás preparado para más. Y preparar cada carrera lleva un buen tiempo con lo que no estamos para desperdiciar cartuchos.
No se trata de generar falsas expectativas ni pensar que querer es poder cuando los datos indican lo contrario, pero tampoco de caer desmotivado porque un día no corrobore lo que se viene viendo durante semanas.
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