Hacer un parón medianamente largo en tu entrenamiento bien sea circunstancial o por lesión suele ir acompañado de una bajada de forma. A veces llegar a aceptar esto y saber dónde estás cuando retomas los entrenamientos se hace un poco difícil. Entonces uno intenta entrenar a ritmos más rápidos para los que está preparado en ese momento. ¿Qué consecuencias tiene esto? ¿Viene bien para forzar a recuperar antes la forma o puede tener un efecto contrario?
Quizá te has visto en una situación así si has tenido que parar unos meses de entrenar, sobre todo si no ha sido por lesión. Tienes la sensación de que podrás retomar los entrenamientos y en una o dos semanas recuperarás bastante los ritmos y las buenas sensaciones. Así que, pronto te marcas los ritmos de las series que estabas haciendo antes del parón pero te encuentras con que no puedes con ellos. Igual las primeras series aguantas más o menos pero no consigues completar el entrenamiento.
Tu idea es que no has podido perder tanta forma y sigues forzándote a llegar a esos ritmos. Quizá llegas a suavizarlos un poco pero siguen suponiendo un alto esfuerzo. En realidad estás entrenando a un ritmo que no es el que te corresponde en ese momento.
Qué pasa cuando entrenas a un ritmo que no es el tuyo
Tu ritmo de entrenamiento, sobre todo en entrenos de calidad y específicos de ritmo, siempre tiene que suponerte un cierto esfuerzo. No se trata de que sean un paseo pero tampoco tienen que llegar al punto de que no puedas completarlos. Esto ya sería indicativo de que algo no marcha bien.
Aunque pueda parecer que definir un ritmo más alto del que podrías hacer puede ser una manera de empujarte a mejorar antes, esto no es así. Es necesario dar con el punto de ritmo justo para que sea un estímulo de mejora pero no te exponga a otros riesgos.
Puedes encontrarte con los siguientes riesgos si estás trabajando a ritmos demasiado fuertes:
- – No consigues completar los entrenamientos y acabas frustrado
Si no es tu ritmo, al final tendrás o que bajarlo en una parte del entrenamiento o que rendirte y acabar con el entreno antes de haberlo completado. Si completar un entreno duro te da un punto de satisfacción y de motivación para seguir con el plan, en este caso es más al contrario. El abandono o sensación de impotencia produce más bien frustración. Esto puede llevarte a temer más el enfrentarte a tu próximo entrenamiento y a la larga, conducirte a dejar tu objetivo e incluso de correr por una temporada. - – Aumenta el riesgo de lesión
Por una parte, le estás pidiendo a tu cuerpo un esfuerzo demasiado intenso, con lo que tu musculatura queda más estresada o dañada después de cada entrenamiento. Por otra parte, dado tu bajo estado de forma, necesitarás más tiempo para recuperar de lo que estabas acostumbrado. La combinación de ambos factores hace que te plantes en el siguiente entrenamiento con la musculatura no suficientemente regenerada. Así que, un nuevo esfuerzo, aumentará las posibilidades de lesión al no estar el cuerpo del todo preparado para afrontarlo. - – Podrías llegar a un punto de forma ficticio
Si pese a todo, consigues completar los entrenamientos pese a ser a ritmos más fuertes de lo que te convendría y no llegas a caer lesionado, es probable que llegues a un punto de forma ficticio y prematuro. Al haber sido un proceso demasiado acelerado, se crea un falso pico de forma que no conseguirás que dure mucho tiempo. Es más probable que te lleve a acabar pasado de forma o incluso lesionado.
Qué errores no deberías cometer a la hora de tratar de recuperar la forma
Todo esto quiere decir que mentalmente no has aceptado en qué punto de forma te encuentras. Igual que has pretendido entrenar a ritmos más rápidos, puedes estar usando otros recursos para intentar recuperar lo antes posible la forma. No sería raro que entonces cayeras en errores como estos:
- – Querer hacer demasiados entrenamientos seguidos.
Si tu nivel de forma ha bajado, probablemente tendrás que empezar reduciendo el número de sesiones de entreno semanales en comparación a lo que antes venías haciendo. Necesitarás más tiempo para recuperar porque esto también esta asociado el estado de forma entonces, deja suficientes días de descanso o tiempo entre un entrenamiento y otro. Será necesaria una entrada en carga gradual para reducir el riesgo de lesión como para que el cuerpo vaya asimilando el trabajo realizado. - – Estar llevando demasiada carga de entrenamientos.
No solo influye la frecuencia y número de entrenamientos sino también la intensidad y volumen de cada uno. No deberías tomar como referencia lo mismo que hacías antes si no bajar el número de kilómetros que haces o gestionar de otra manera los entrenos de ritmo y sus recuperaciones. - – Evitar entrenamientos más suaves y contar con más calidad.
Puedes pensar que si metes más calidad recuperarás antes la forma pero no, necesitas combinar bien el equilibrio de cargas y dejar días de regeneración y rodajes más suaves. Aunque parezca que los entrenamientos más suaves no aporten prácticamente beneficio, es necesario contar con ellos como complemento de otros más intensos. La combinación correcta de ambos será la que lleve a una mejora de rendimiento. - – Precipitarte en el paso a ritmos más rápidos.
Si llegas a aceptar que tienes que bajar algo tus ritmos, que no sea solo durante una semana, necesitarás un incremento de ritmo gradual al retomar los entrenamientos. El riesgo de dar el salto muy pronto es que todavía no estés listo para los nuevos ritmos y vuelvas a caer en los riesgos antes citados. - – Empezar a entrenar arrancando en un ciclo específico.
Si llevas tiempo sin entrenar, será necesario un periodo de pretemporada o pre-específico antes de meterte en la intensidad propia de un ciclo específico. Necesitarás ese periodo de entrada gradual en carga y de asentar una base suficiente para lo que toca después. - – Marcarte un objetivo demasiado ambicioso.
Quizá no estás en el momento de repetir tu última mejor marca o mejorarla a partir de la última que tuvieras. Definir una marca demasiado ambiciosa, lastrará aún más tu entrenamiento ya que te obliga a entrenar a ritmos todavía más rápidos. No solo te verás frustrado en tus entrenamientos sino que puedes llegar a la competición poco fresco y verte obligado al abandono o a hacerlo peor de lo esperado.
Al final, tendrás que asumir que tu estado de forma no es tan bueno como creías. No sólo tendrás que hacer un ajuste en tus ritmos de entrenamiento si no quieres acabar abandonando o lesionado, sino también en el conjunto de entrenamiento. A la hora de retomar los entrenamientos, es necesario ir regulando las cargas para adaptarlas a tu momento actual y a partir de ahí ir subiendo gradualmente.