Es verdad que las series son un buen entrenamiento que nos ayuda a mejorar. Aunque por su dureza puedan ser odiadas por algunos, las ganas de mejorar pueden hacer a otros llegar a plantearse recurrir mucho a este entrenamiento. ¿Puede llegarse a producir un exceso de entrenamiento de series? ¿Qué consecuencias tendría esto?
Considero que el entrenamiento de series tiene importantes beneficios, pero ni creo que deba hacerse siempre, sea cual sea el caso y el momento; ni de cualquier manera. Hay que partir de la base de que un plan de entrenamiento obedece a una estructura de carga y descarga o descanso. Esto se combina de diferente manera según el estado del corredor, momento de la temporada y objetivo. Por mucho que una cosa pueda ser buena, no por repetirla más veces tendríamos que sacar más beneficio. Esto pasa con las series, no se trata de cuantas más, mejor.
Cuánto sería un exceso de entrenamiento de series
Aunque la proporción del entrenamiento de series en nuestro plan variará motivada por diferentes factores, sí que para mí hay una diferencia clara entre estar o no dentro de un ciclo específico. Dentro de este ciclo me decanto por que sea mayor la proporción de estos entrenamientos que lo que sería en pretemporada o pre-específico.
Prácticamente un pre-específico podría hacerse sin casi trabajo de series y recurriendo al trabajo de ritmo con otro tipo de entrenamientos. Sin embargo, sí que a medida que nos acercamos a la fecha del objetivo, el trabajo de ritmo tiene que coger mayor peso y aquí juegan un papel relevante las series.
Dentro de un ciclo específico, el trabajo de calidad, entre el que se incluyen las series, podría suponer en torno a un 50-60% del entrenamiento. Esto se traduciría en que si un corredor popular entrena entre 4 y 5 o 6 sesiones por semana, 2 o 3 de ellas serían de calidad. De las cuales, a series dedicaría una o dos. Pero todo esto también ajustado al momento y forma de cada uno. Hay quien igual puede aguantar bien dos sesiones de series semanales en picos concretos pero para quien incluso puntualmente podría ser un exceso.
Por ejemplo, consideraría un exceso que el entrenamiento fuera algo así como alternar un día de entrenamiento de series, luego un día de otro tipo de entrenamiento y vuelta a entrenar series. Es decir, una alternancia de series con algún otro entrenamiento sucesivamente. Aunque en algún momento puntual de la temporada donde haya mayor carga de entrenamiento pudiera llegarse a algo así, creo que en el caso de un corredor popular debería ser muy puntual y casi excepcional. Otra cosa son corredores de élite o casi élite que ya para recortarle segundos a su marca sí pueden necesitar tirar más de series y trabajo de ritmo.
En general, una dosis suficiente de series podría ser una sesión a la semana y puntualmente dos siempre considerando un ciclo específico. Excederse de estos parámetros, sobre todo con regularidad, podría empezar a suponer pasarse y pagaríamos sus consecuencias. Tenemos también otros tipos de entrenamiento de ritmo (fartlek o ritmos controlados) que nos pueden seguir ayudando a trabajar el ritmo sin que todo sean series.
¿Qué consecuencias tiene hacer demasiado entrenamiento de series?
El mayor riesgo que implican las series es el desgaste que suponen. Al tratarse de un trabajo de intensidad, le estamos exigiendo mucho esfuerzo y dedicación a nuestro organismo, lo llevamos más al límite.
Esto está asociado a ese mayor beneficio que produce este entrenamiento porque el estímulo está siendo mayor y en consecuencia la respuesta de nuestro organismo también lo será. Tendremos que realizar más adaptaciones para poder completar bien ese entrenamiento y eso es lo que nos irá haciendo mejorar el rendimiento.
Pero hay que tener en cuenta que necesitamos compensar esa puesta al límite con una recuperación para evitar riesgos como pueden ser las lesiones o sobreentrenamiento. Si sólo vamos dando caña y más caña, llegará un momento en que la musculatura y el cuerpo estén tan estresados que no puedan responder. Aquí es donde viene la importancia de un plan de entrenamiento equilibrado que nos ayude a mejorar el rendimiento pero sin que el desgaste sea tan alto que nos veamos obligados a parar en algún momento. Tiene que haber una suma de trabajo paulatina que nos permita ir asimilando y mejorando gradualmente.
Considerando esto, apuntaría a que algunos de los riesgos o consecuencias que podemos sufrir si nos pasamos con las series son:
- – Exceso de fatiga
Si descompensamos la balanza entre lo que es exigencia de trabajo y recuperación o descanso, nuestro cuerpo acumulará demasiada fatiga. Cierto es que un entrenamiento de fondo juega en ocasiones con este factor. Es necesario entrenar al cuerpo para que sepa responder y gestionar la fatiga ya que será lo que encontraremos en carrera. Pero tiene que ir con cierta limitación, si nos pasamos, nuestro cuerpo llegará un momento que no podrá responder y probablemente nos lo hará saber en forma de lesión o sobreentrenamiento. - – Falta de volumen
La parte buena de las series es que permiten obtener grandes mejoras haciendo menos kilómetros. Es decir, en proporción de lo que supondría llegar al mismo punto de forma haciendo series o no, contando con las series sumarías menos kilómetros de entrenamiento. Lo cual es bueno para no machacar al cuerpo con un exceso de impactos pero, también hay que considerar que necesitamos un volumen mínimo para aguantar bien el día de la carrera. Quedarnos cortos de kilómetros entrenando también lo podemos pagar. Si te pasas de series y te quedas corto de volumen, podrás tener muy buen ritmo pero quizá sufras en exceso en la parte final de la carrera. - – Pasarse de series cortas
Hacer series más cortas o más largas dependerá del objetivo que se persiga en cada entrenamiento y de la distancia que se esté preparando. Distancias de competición mayores requerirán mayor trabajo de series largas que otras distancias más cortas. Pero a su vez, este trabajo implica más kilómetros y más desgaste. Si estás combinando demasiados entrenamientos de series, puede ser fácil que recurras a tirar con más frecuencia de series más cortas porque aunque exijan mayor ritmo, la distancia acumulada en el entrenamiento será menor. Esto puede hacerte aliviar un poco la fatiga acumulada. Pero puede llevarte a pecar de hacer demasiadas series cortas en detrimento de otras más largas que según el objetivo que estés preparando podrían ser más adecuadas.