Hay días que uno se enfrenta a un entrenamiento de calidad y por muy motivado que esté y bien que se sienta, no puede con él. Bien no consigue completarlo, no llega a alcanzar los ritmos buscados o se ve forzado a alargar las recuperaciones. ¿Qué puede significar esto? ¿Deberías otro día intentar repetir ese entrenamiento?
Los entrenamientos de calidad son los que nos ayudan a marcar un punto de diferencia en nuestro rendimiento. Esto no quita que igualmente necesitemos un entrenamiento base complementario y no podamos vivir sólo de entrenamientos de calidad. Pero sí que puede pesar más a nuestra conciencia y a nuestra mejora prescindir o no realizar entrenamientos de calidad que estaban previstos.
Qué perdemos al no realizar entrenamientos de calidad
Si para preparar tu objetivo tu entrenamiento consiste en rodajes de distintas distancias, tu mejora de rendimiento será más lenta e incluso llegará a estancarse. Al principio es fácil notar mejoras pero con el tiempo el cuerpo estará más que adaptado a ese entrenamiento y necesitarás otro tipo de estímulos. Aquí entran en juego los entrenamientos de calidad.
Cuando hablo de entrenamientos de calidad pienso en series, tiradas largas, cuestas, fartleks… Algo que va más allá que el mero rodaje y nos supone mayor exigencia. Aunque hay que considerar que este tipo de entrenamiento tampoco es apto para cualquier momento. Es decir, cuando uno lleva poco tiempo corriendo no debe ya contar con todos estos entrenamientos sino que habrá que ir introduciéndolos en el momento adecuado en el plan y paulatinamente. Por suponer mayor exigencia y desgaste, el cuerpo tiene que haber llegado al punto de estar preparado para poder responder a ellos.
Pero si ya llevas al menos unos meses corriendo y empiezas a tener objetivos a la vista, tendrías que ir contando con estos entrenamientos en tu plan. Uno cuando los introduce es fácil que empiece a notar mejoras. Por contra, no contar con ellos, supone que la posible mejora de rendimiento sea más lenta o incluso te estanques. Esto a su vez implica que mentalmente también es más probable que te vengas abajo al notar como tus esfuerzos parecen no producir muchos buenos resultados.
Los entrenamientos de calidad deberían sin lugar a dudas formar parte de un plan de entrenamiento si queremos ir percibiendo mejoras y atacar nuevas marcas. Prescindir de ellos hará el camino más lento y quizá más frustrante.
Qué significa no conseguir completar tu entrenamiento de calidad
Aunque dentro de los entrenamientos de calidad podemos encontrar unos más exigentes que otros, hay momentos en que uno ve que no puede completarlos. Suele pasar en el caso de los que requieren más intensidad sobre todo de ritmo.
La cuestión es que si partimos de la base de que estos entrenamientos son fundamentales y nos encontramos con que no podemos con ellos, puede ser indicativo de que algo esté fallando. Pero esto dependerá en gran medida de las veces y la frecuencia en la que fallemos respecto al entrenamiento previsto.
Si es un caso puntual que se da cada ciertas semanas, no lo veo en general como algo preocupante. Puede ser que las circunstancias no acompañaran, estuvieras más cansado, estresado o cualquier otra cosa que afectara a tu rendimiento.
Sin embargo, sería más preocupante que fuera relativamente frecuente, que sucediera cada semana o incluso más de una vez a la semana. Esto ya marcaría una tónica que identificaría más como que no se está al nivel marcado por el plan. Puede ser un error de diseño del plan por haber apostado por un camino demasiado ambicioso, o un síntoma de fatiga o sobreentrenamiento en el corredor. Este sería el punto de pararse a analizar y reflexionar qué está pasando y tomar decisiones para reconducir la situación. Seguramente esto pase por un rediseño del plan de entrenamiento bien por tener una exigencia excesiva, bien por ser necesario recuperarse de esa fatiga o sobreentrenamiento.
¿Debería repetir otro día el entrenamiento?
Si se da el caso de que un día o en ocasiones puntuales fallas en el entrenamiento de calidad, puedes quedarte con la idea de que deberías repetirlo para alcanzar la mejora buscada en ese entreno.
A veces el motivo de no haber completado el trabajo o no haber alcanzado el ritmo buscado son las circunstancias meteorológicas. Sobre todo si se trata de un día de viento, ahí tratar de hacer un entrenamiento de ritmo exigente puede ser muy frustrante. Uno intenta luchar por alcanzar el ritmo y puede ver que nunca llega a conseguirlo o no logra mantenerlo tanto como debería. Pero la clave es esa lucha, el esfuerzo se está haciendo igual.
En otras ocasiones el cuerpo puede no responder porque arrastres días de mucho estrés y dormir poco, no estés descansando ni comiendo bien o cualquier otra circunstancia que te afecte física o anímicamente. Hay que tener en consideración que estos entrenamientos no requieren sólo esfuerzo físico, cuando entra en juego tanta exigencia es importante la fuerza mental para no decaer. Por eso si vienes con estrés o cargado mentalmente también te puede costar más completar entrenamientos de calidad.
Esto tiene como consecuencia que pienses que no haber completado ese entrenamiento te aleja de tu objetivo. Por una parte hay que leer el contexto antes de alarmarse. Podría pensarse que si no has conseguido hacerlo es porque no estás llegando al nivel que se esperaba. En cambio, hemos dicho que se trataba de no cumplir en ocasiones puntuales, lo que significa que el resto de entrenamientos de ese mismo nivel los estás cumpliendo. Eso resta un poco de alarma y hace que convenga analizar las circunstancias en que se dio el entreno. Seguramente por un lado u otro se dé algo fuera de lo normal que te ha hecho fallar.
La otra duda que se genera es la de la incertidumbre de no haber llegado a tener la comprobación de lo que eres capaz de conseguir. Si hubieras hecho bien el entreno te irías tranquilo sabiendo más o menos en qué punto estabas y que todo avanzaba correctamente. Sin embargo, así, te vas con la duda de si estarás haciendo algo mal y esto te puede llevar a la tentación de probarte otro día, de querer repetir ese entrenamiento para comprobar que eres capaz de hacerlo y quedarte tranquilo.
Pues el tema es que supuestamente, tú ya deberías haber dado tu máximo en ese entrenamiento aunque las circunstancias fueran difíciles y no saliera tan bien como se esperaba. Esto implica que el desgaste, tu cuerpo y tu cabeza ya lo han sufrido.
El plan de entrenamiento está pensado en su conjunto para equilibrar los momentos de mayor carga e intensidad con los de recuperación. Después de un momento de exigencia, es necesario recuperar para continuar avanzando. De lo contrario, la fatiga puede hacerse contigo y acabar evitando la progresión con lesiones, sobreentrenamiento o desmotivación.
Querer repetir el trabajo supondría una alteración y desequilibrio del resto de la planificación. Para no perder el beneficio de otros entrenamientos, no deberías cambiar ese entreno frustrado por otro. Pero también añadirlo en otro punto puede pagarse muy caro por el desgaste excesivo que supondría.
Mi opinión es que hay que olvidarse de él. Ha sido algo circunstancial y hay que seguir adelante con el trabajo y la progresión. Tenemos que confiar en que vamos por el buen camino porque sólo por algo puntual no podemos arriesgar el resto de la planificación. No creo que deba repetirse sino seguir adelante cumpliendo con el trabajo que nos quede.