Hay rachas en que un corredor, por muy bien que haya podido entrenar y competir anteriormente, se encuentra con que la motivación cae. Con que cuesta alcanzar ritmos que antes te parecían fáciles y con cierta frecuencia te vas saltando entrenamientos. Aunque racionalmente te digas que lo vas a intentar de nuevo, hay algo que te frena. ¿Cómo se puede salir de esa espiral?
Si no has pasado alguna vez por unos de esos momentos difíciles en que solo pensar en salir a entrenar te parece un arduo esfuerzo, puede ser que lleves poco tiempo corriendo.
Preparar cada carrera de fondo son meses de entrenamiento y esfuerzo para cumplir con el plan. Siendo corredor popular además un esfuerzo de cuadrar agenda y obligaciones.
Repetir ese proceso temporada tras temporada sin fallar en el rigor y cumplimiento, no es fácil.
Pero quedarse semanas sin entrenar (o entrenando poco) y viendo como tu forma y tu energía va cayendo, tampoco es fácil.
Entonces aparecen sentimientos encontrados, ¿deberías parar un tiempo y arriesgarte a perder toda la forma? ¿Tienes que dejar de hacer eso que tanto te gusta y tanto te ha hecho disfrutar? ¿De verdad no puedes recuperar las buenas sensaciones?
¿Y si paras por un tiempo?
Uno de los principales frenos que rondan la cabeza de un corredor cuando se plantea la idea de parar de entrenar un tiempo es lo que va a perder.
Una cosa era mejorar ritmos y marcas en tus primeros meses como corredor, otra cosa es lo que viene cuando ya te estás exigiendo más. En cualquier caso, una parte de la progresión u otra, supone un gran esfuerzo para cada momento y corredor.
La parte buena es que ver esa progresión engancha, entonces ahí es fácil querer más, verte capaz de exigirte más y de llegar a resultados insospechados. Pero solo cuando te paras y miras atrás, empiezas a ser consciente del esfuerzo y sacrificio que lleva eso.
Por lo que pensar en poder volver a caer en la casilla de salida, no hace gracia. Si paras unos meses, perderás mucho aunque el cuerpo tiene cierta memoria y nunca debería ser igual que al principio.
Otra cosa que piensas es que quizá te alejes de ese disfrute de la adrenalina de la competición y de empujarte más allá de tus límites, y la satisfacción que produce eso.
Perder algo de lo que has disfrutado, nunca es fácil. Entonces por mucho que la desmotivación esté instalada en tu vida, no es tan fácil tirar la toalla y antes se intenta varias veces de nuevo.
¿Qué puede estar fallando?
Vamos a considerar que el problema viene por algo más mental que físico. Es decir, no es una cuestión de falta de nutrientes, hierro o sobreentrenamiento.
Normalmente, cuando vienes en una trayectoria de encadenar buenos resultados, no caes en una espiral así. Salvo que pueda pasar mucho tiempo entre competiciones, más de 6 meses.
Cuando vas combinando unas competiciones más largas con otras más cortas y buenas sensaciones entrenando, la motivación está alta y se eleva más como para cuestionarte nada.
La desmotivación suele llegar cuando los resultados fallan. Cuando has preparado durante meses una carrera y te quedas lejos de la marca perseguida, pese al esfuerzo. O cuando unas semanas antes algo te impide competir, cuando ya tenías prácticamente todo el trabajo hecho. Y se acentúa cuando lo vuelves a intentar de nuevo y algo vuelve a salir mal.
No son tantas las oportunidades de competir para un corredor de fondo considerando que prepares bien la carrera y te dediques durante meses a ella. Por eso cada cartucho quemado se mira más.
No es lo mismo tener más serotonina y dopamina en el cuerpo porque los resultados acompañan, que tener que levantarse desde más abajo.
¿Cómo salir de la espiral de desmotivación?
Sales de ese círculo volviendo a provocar suficiente dopamina y serotonina. No me refiero a medicarse, sino a entrenarse, pero de diferente manera.
A veces, y quizá no pocas veces, lo que nos traiciona son nuestras expectativas.
Cuando te has visto entrenando a cierto nivel quisieras no bajar de ahí nunca, solo seguir subiendo. Pero eso no pasa así. Primero porque los picos de forma implican un cierta bajada y hay que respetarla y aceptarla. Pero más allá de eso, está la bajada más larga por ese periodo en que vienes saltándote entrenamientos y bajo de motivación.
No es la solución forzarte a salir a entrenar exprimiéndote al máximo para tratar de ver los ritmos de antes. Sino más bien lo contrario, aceptar dónde estás y cumplir desde ese punto.
Cuanto más alto te marques el listón aunque solo sea entrenando, más vas a ver que no lo consigues y más vas a acentuar el bajón. Eso no consigue provocar dopamina.
Se trata de alcanzar pequeños logros.
Se trata de reajustar tu entrenamiento al nivel en que estás ahora y ver cómo eso sí que lo puedes cumplir. Como puedes hacer bien un rodaje y también unas series. Así ir encadenando un entrenamiento tras otros exitoso, habiendo redefinido lo que es un éxito para ti en estos momentos.
Tener pequeños logros que te hagan sentir una progresión.
Lo que no ayuda es querer volver a competir pronto, aunque sea en una carrera de menos distancia y recorrido fácil. Cualquier tipo de competición implica exigirse entrenamientos a ciertos ritmos y eso solo mete más presión, cuando se trata de bajarla.
Es mejor solución que la competición quede lejana y te plantees ir dando pequeños pasos que sepan a pequeñas victorias. Reajustando lo que necesites hasta equilibrar exigencia de entrenamiento con momento de forma.
La competición a lo lejos puede ser una manera de sentir que avanzas hacia algo, pero con tiempo suficiente como para que la presión no apriete.
No es tan raro pasar por una mala racha, lo malo es no hacer una buena lectura de ella y quedarse ahí atrapado.
Ok, me interesa